Si lo que importa es el interior, tendremos que cuidarlo...

domingo, 9 de enero de 2011
En los tiempos que corren, prima el descontrol a la hora de comer y de mantener una dieta sana. El trabajo, o los estudios; la familia; las salidas nocturnas y cenas fuera de casa, impiden que podamos controlar que, aquello que llevamos a nuestro estómago, sea lo adecuado.
Vogue Francia

Y todo esto se nota por fuera. La clave es mantener el equilibrio: el exceso o escasez de alimentos también pasan factura. Una dieta muy pobre en grasa puede alterar la textura de nuestra piel, al igual que una deficiencia de aminoácidos y minerales, como el hierro y el zinc, debilitan nuestro cabello. Laura Bartolomé, jefa de Endocrinología de Imema, desmiente mitos como que el chocolate o el chorizo provoquen acné: "El aumento de producción de grasa se debe a causas hormonales o gnéticas, no a las propiedades nutricionales de estos alimentos". También debemos estar alertas ante determinadas bebidas como las ricas en taninos (vino o té negro) o las gaseosas, que pueden dañar o teñir el esmalte.

También existe la posibilidad de ingerir suplementos alimenticios para equilibrar las vitaminas. Es recomendable tomar ácidos grasos esenciales, omega 3 (sardinas, anchoas, salmón, arenques...) y omega 6.
 

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